jueves, 8 de agosto de 2013

LOS HÉROES QUETZALES

“A nosotros nunca nos despertó el sol, siempre fuimos a buscarlo”
8.700 kilómetros separan Guatemala de Granada. Y hasta aquí han llegado. Son 5 héroes que como en los comics de aventuras, presentan diariamente una apariencia totalmente anónima.
         Son las 4:30h de la madrugada del miércoles 10 de julio, ha sonado el despertador y la ducha termina de alejar el sueño. Mientras cae el agua, reflexiono. Tengo la suerte de contar con grandes amigos, que a su vez tienen grandísimos amigos, y eso, irremediablemente desemboca en nuevas amistades. Uno de los grandes descubrimientos es Antón Meana, periodista.
         He quedado con él a las 5 de la mañana en su hotel. Ha venido a Granada de casualidad, para cubrir un encargo de la ESPN americana, un reportaje en el C.A.R. de Sierra Nevada al que un compañero suyo no puede asistir. Antón es un hombre de radio y de fútbol, pero sus tablas y desenvoltura cuando de contar historias se trata me hacen estar convencido de que la TV tampoco se le resiste. Me pide que lo acompañe y no dudo en aceptar.
         Puntuales, Antón y yo nos encontramos en el lugar previsto y junto a Fran, un cámara sevillano que trabaja para Canal+, emprendemos la marcha a la estación de esquí de Sierra Nevada. Al Centro de Alto Rendimiento Deportivo.
         Son 40 minutos de trayecto en el que entre ciervo y zorro que se nos cruzan, nos ponemos al día de lo que nos ha acontecido en las últimas fechas. Fran duerme, la noche, que aún no ha terminado, no ha dado lugar a descanso. Así, antes de darnos cuenta hemos llegado a las instalaciones deportivas poco antes de las 6. Descargamos el material y esperamos en la recepción a Rigoberto Medina, un cubano trotamundos entrenador de Marcha Atlética, alfarero que moldea campeones. Baja a las 6.15 y sigue siendo noche cerrada. Nos saluda afectuoso y pronto deja entrever su carácter afable, cercano y culto, toda una eminencia al que le sobran los pedestales y que con un reloj-cronógrafo le es más que suficiente para crear deportistas de élite.
         2 minutos después, aparecen por la recepción los atletas guatemaltecos Mirna Ortiz y Aníbal Paau, y aquí comienza el ritual que me hace sentir que no se trata de atletas corrientes, sea cual sea su nivel, aquello no es lo que entendemos por un atleta profesional. Salen del ascensor, aún con caras somnolientas (sigue siendo de noche) y lo primero que hacen es besar y abrazar a su entrenador. A continuación, paso atrás y silencio hasta que Rigoberto les hace una señal: “vengan, les quiero presentar a unos señores españoles, Antón, Fran y Antonio, vienen a hacerles un reportaje” Y ahí me siento periodista, profesión por la que nunca he tenido vocación pero que sólo pensarlo me pellizca el estómago. Mirna es muy menuda, tiene un cuerpo de fondista y una mirada de curiosidad permanente. Aníbal es un portento físico, escucha música y, extremadamente cortés, se retira los auriculares para saludarnos, su fisionomía no es la de un marchador al uso, posee unos brazos voluminosos y un cuello fuerte, digno de velocistas.
         Son ahora Jaime Quiyuch y Mayra Herrera los que besan a Rigoberto y vuelve a repetirse el ceremonial, de nuevo esperan a que “el profe” como ellos le llaman, les dé el beneplácito para saludarnos. Jaime es la antítesis de Aníbal, brazos y piernas larguísimas, muy delgado, y desenvuelto a la hora de saludar. Mayra es bellísima, rubia, con unos ojos azules enormes que enamoran, muy fuerte y con una historia que en ese momento desconocemos y que nos va a terminar derrumbando a todos por la emoción.
         Por último Kevin Palma y Enggels Gudiel, miembro del comité olímpico guatemalteco y fisioterapeuta de la expedición respectivamente, bajan en el pequeño ascensor acompañados por un joven de ojos vivos y observadores, tez morena y extremada timidez, podría ser un ayudante del equipo, el delegado de los atletas, pero no. Antón me indica: “es nuestro hombre”, se trata del líder de los allí presentes, el ídolo deportivo guatemalteco, la esperanza de todo un país, la primera medalla olímpica de Guatemala, la plata de 20km marcha en Londres 2012, Erick Barrondo. Una auténtica locomotora humana, arrollador en el asfalto con una calidad terrible que yo, personalmente, en ese momento ni conozco. Para mí es un chaval discreto, vergonzoso y con una sonrisa nerviosa limpia. Sí, el también besa a Rigoberto y a continuación, una vez nos ha sido presentado, se esconde entre sus compañeros.
         “Vámonos chicos” el acento cubano de Rigoberto nos pone en marcha “hoy entrenamiento suave”
         Por el pasillo Rigoberto charla con Antón, yo ayudo a Fran con el equipo,  me comenta que está preocupado, que no tenemos luz en la pista exterior y que, siendo de noche, poco vamos a grabar. Además, él venía con la idea de ver entrenar a los atletas por la sierra, y la noticia de que todos los entrenamientos son en pista le rompe los planes. Pero Fran es un profesional extraordinario, seguro que ya tiene la solución en mente.
         Efectivamente, en la pista no hay luz ninguna, los marchadores, o “marchistas” como ellos dicen, se deshacen de sus mochilas y pantalones largos. Enfilan la calle 8 y a la señal de Rigoberto comienzan a calentar, los 5 atletas lanzan las piernas con una agilidad abrumadora, sólo el racheo de las zapatillas rompe la calma de Sierra Nevada cuando comienza a desperezarse una tímida claridad. Son las 6.30h.
         Fran ya se las ha ingeniado para encontrar los ángulos que le interesan. Los marchistas están inmersos en el entrenamiento y cada uno ha adoptado su ritmo, el grupo se ha disgregado. Al paso por meta Rigoberto les indica de forma sintética lo que han de mejorar sin que los atletas aminoren el ritmo: “Técnicamente” “Mira la frente” “los dos brazos iguales”…Kevin y Enggels le ofrecen a la carrera un bidón de agua que 5 metros más adelante y un sorbo después arrojan al tartán. A cada indicación, Rigoberto nos apunta pequeños datos de la personalidad de sus chicos como un padre reconoce las virtudes diferentes de cada uno de sus hijos, y como un entrenador detecta las carencias de sus atletas. La luz azul nos come terreno y Fran está disfrutando de lo lindo, pues no para de moverse y graba sin parar, el ritmo de Erick, Jaime, Mayra, Aníbal y Mirna no le da respiro.
         Mientras charlamos con Rigoberto los chicos han completado los 10km sin haberme dado cuenta. Han finalizado la primera sesión en pista con una solvencia pasmosa, vuelven a abrigarse y pasan a la sala de estiramientos donde recuperan el tono muscular y de forma rutinaria, relajan sus articulaciones. Jaime ya ha empezado a charlar, a Rigoberto no le gusta que hable tanto, pero no puede evitarlo, es un tipo desbordantemente simpático y hace reír al resto con mucha facilidad. Mayra intenta ocultar su sonrisa, pero Jaime es demasiado simpático y Rigoberto se da por vencido. Él está centrado en la correcta ejecución de los ejercicios de Erick, que es desorbitadamente disciplinado y absorbe cada indicación al momento.
         Me es imposible articular palabra, no quiero perderme nada y sólo llevamos escasa hora y media en el C.A.R.
         Han terminado de estirar y Rigoberto los reclama. Inmediatamente han formado un corro en el que nos sentimos partícipes del equipo. Procede a presentarnos oficialmente, de forma calmada, antes estábamos en la previa de una sesión de entrenamiento, no había cabida para otra cosa que no fuera mantener la concentración. Ahora, “el profe” se relaja, y comienza a desenvolver una capacidad oradora pasmosa. Parece el guión de cualquier película en el que una charla motivadora acapara los 3 minutos más intensos del film. Pero Rigoberto lleva 10 minutos hablando y cada frase que les lanza a sus chicos resulta aún más demoledora, es pura motivación. Estoy sobrecogido y cuando el entrenador destaca nuestra presencia como aspecto relevante para la repercusión del trabajo de sus atletas me parece que está exagerando en exceso. Yo que he venido de casualidad, no puedo ser determinante en el futuro de la élite del atletismo mundial. “Lo que hagan hoy entrenando, será proyectado al mundo entero, la repercusión de su trabajo supondrá colocar a Guatemala en el lugar en el que ustedes quieren verla”. Miro a Fran y a Antón, la responsabilidad que nos sobrevuela es gravísima, sus caras me dicen que están preparados. Estoy en una nube y aún no son las 8 de la mañana.
         Es a esa hora a la que abren el comedor, los atletas, élite mundial, hacen cola y esperan, algo impensable en otros deportes. Aquí, en el C.A.R, todos son iguales…Desayunan en abundancia y en silencio. Tranquilidad y concentración que en algún momento disipa Jaime con algún comentario ingenioso levantando las risas de sus compañeros, este tío es genial. Conforme concluyen, recogen su bandeja y se despiden de nosotros para irse a descansar hasta las 11:50h, siguiente cita para seguir con su preparación. Mientras, nosotros concretamos con Rigoberto una entrevista previa a la siguiente sesión y lo dejamos que prepare el resto del día.
         Trascurren unas horas en las que Fran graba algunos planos de Sierra Nevada, Antón prepara sus preguntas, y yo disfruto viendo el continuo discurrir de deportistas de todas las nacionalidades, especialmente ciclistas, con unas herramientas de trabajo impactantes por su belleza. Reconozco sus maillots y paso la mañana tomando fotografías con el teléfono móvil.
         Llega la hora de la entrevista con Rigoberto, Fran escoge como emplazamiento una recta de atletismo interior en la que, al fondo, entrena la selección venezolana de Taekwondo y los chavales del Campus de Estudiantes de Madrid juegan al baloncesto en la cancha colindante. Antón preguntando es un espectáculo. Sabe lo que quiere y aunque desconozca las respuestas, formula las preguntas de modo que su interlocutor se sienta cómodo y pueda tratar los temas con profundidad. A Rigoberto, para no gustarle las entrevistas, no se le da nada mal y con pasmosa soltura nos relata su carrera deportiva, su impresión del equipo guatemalteco y reivindica mayor apoyo por parte del país a sus chicos. Un éxito. Antón concluye porque se acerca la hora de la siguiente sesión con los marchistas: trabajo de fuerza y musculación en el gimnasio.
         Puntuales, los atletas comienzan la sesión mientras Kevin toma fotografías para el Comité Olímpico Guatemalteco y Enggels ayuda a Mirna a realizar sus ejercicios. Fran sigue grabando cada detalle con la aprobación de Rigoberto, y Antón y yo vemos como Erick y Mayra combinan las máquinas con rectas marchando en el pasillo exterior. Más disciplina.
         Así hasta las 13h, hora del almuerzo. Otra vez esperan su turno, otra vez llenan la bandeja de pasta, pollo y fruta y nuevamente Jaime distiende la mesa. Erick, sonríe en silencio desde la esquina y se apresura con el postre, hay que descansar el máximo. Tiene la cabeza a tiempo completo en la responsabilidad de la preparación. Es como si siguiera entrenando mientras come. Su gran amigo Aníbal lo espera y juntos suben a su habitación compartida para descansar el máximo. Hoy será algo menos, ya que nos concede la entrevista principal del día a primera hora de la tarde.
         En su habitación lo encontramos leyendo, Jaime se distrae con la repetición de la final de los 100m lisos de Londres 2012 y Aníbal alterna un crucigrama y chistes con Kevin. Los tres están alojados en la misma habitación, uno de ellos durmiendo en un sofá cama. Fran aprovecha para tomar algunos planos de su descanso y Antón, con su gran don de palabra y simpatía comenta junto a Rigoberto la marcha de los fichajes de verano, futuro de futbolistas europeos y chascarrillos de la liga española de fútbol. Deporte del que tanto Kevin como Rigoberto son grandes seguidores y entendidos.
         El personal del C.A.R. ya nos tiene preparado el improvisado ‘set’ de entrevistas en la misma recta de atletismo cubierta, esta vez en silencio, y Erick, nos acompaña a ella, no sin antes atender a la petición de su entrenador y vestirse con el chándal oficial de la delegación guatemalteca. Rigoberto se está tomando muy en serio nuestra presencia y es todo facilidades y colaboración.
         Erick está nervioso, no tiene la misma soltura delante de la cámara que con las zapatillas y el tartán, pero para eso está Antón, que lo tranquiliza y le explica la dinámica del coloquio. Mientras, Fran ha encontrado el plano óptimo de luz, perspectiva y profundidad y le da el ‘OK’ a Antón
         “Hola, soy Erick Barrondo, atleta del equipo olímpico de Guatemala en la disciplina de Marcha Atlética y mi siguiente objetivo es el ORO en el mundial de atletismo de Moscú”
         Lo ha dicho con una convicción tal, que no me cabe duda alguna de que va a ser campeón del mundo el próximo 11 de agosto en Moscú. Soy un seguidor más de Guatemala.
         La entrevista va ganando en intensidad y Erick se va relajando, nos habla de sus sensaciones en Sierra Nevada, de la responsabilidad que siente cada vez que compite representando a su país y del compromiso personal que tiene con él contraído, especialmente con los niños “un niño que haga deporte, es un futuro delincuente menos”. Compromiso que evoluciona a deseo “puedo conseguir varios records del mundo para colocar a mi país en la cima del atletismo mundial, para conseguir de Guatemala una buena imagen, pero mi ilusión es que, viéndome marchar, un niño guatemalteco quiera también competir, y no sólo ser como yo…yo lo que quiero es que ese niño me supere”.
Erick es una persona con una fe y una creencia en Dios muy importante, no duda en darle gracias a Dios por todos sus éxitos y considerar Su ayuda como parte destacada de los mismos. Apoya sus logros también en Rigoberto, “el profe”, que lo escucha a 15 metros y que endurece el gesto intentando ocultar su emoción al escuchar a Erick asegurar: “Te puedo describir a Rigoberto con 4 letras: PAPÁ”. Y es que para Erick, Rigoberto lo ha formado como persona antes que como atleta, y a la vista de los resultados, ambas facetas las ha desarrollado con tremendo éxito. Erick y Rigoberto comenzaron su andadura conjunta compartiendo alojamiento y comida, como en alguna entrevista he leído, Rigoberto siempre tenía un plato de comida para Erick, aunque a veces fuera la suya propia. Y así han ido construyendo juntos un tándem que roza niveles de perfección deportiva, con un techo aún muy lejos y tan ilusionante que Rigoberto no duda de los éxitos de su atleta. Éxitos que ya han llegado materializados en plata olímpica y que no son más que el principio. Como punto de partida me parece demoledor.
         Antón está a punto de sacar ese As que siempre guarda en la manga y tras conversar con el marchista acerca de su familia, le pregunta a Erick el modo en el que llegó a su casa el primer televisor. Me quedo sorprendido y Erick sonríe mientras relata: “En mi país empezaron a ponerse de moda las televisiones de 26 pulgadas, y nosotros teníamos una de 5. Después las televisiones en color, y la nuestra era en blanco y negro…llegó el día en el que mi papá no podía hacer frente a los gastos y necesitamos de la ayuda de amigos, tal era la necesidad, que nos cortaron la luz. Una vecina nos prestaba la suya hasta que a ella también se la cortaron…” En este momento Erick mantiene la mirada perdida y a mí se me hace un nudo en la garganta cada vez mayor. Es una de tantas historias que oímos a diario en la radio o que leemos en los periódicos, pero yo la tengo delante de mí, y es alguien a quien, conociéndolo de apenas 8 horas, ya le tengo un gran afecto. Erick continúa “Entonces competí, no para un televisor nuevo, competí por primera vez para recuperar la luz de mi casa…” Erick deja escapar una lágrima y le cuesta hablar, yo ya llevo un tiempo llorando sin remedio “En la siguiente competencia logré ganar y compré el televisor más grande que encontré, me lo gasté todo, pero quería que mis padres me vieran en los Juegos Olímpicos de Londres y gracias a Dios, conseguí la Medalla de Plata”
         Mientras nos reponemos todos Antón lanza a Erick las últimas preguntas:
“- ¿Te ves campeón del mundo el próximo 11 de agosto en Moscú?
- Definitivamente, luchamos por ello.
- ¿Te ves campeón olímpico en Río de Janeiro 2016?
- Tenemos que serlo.”
         Acaba la entrevista y Rigoberto abraza a su campeón, él le responde con un beso y se quita la sudadera. Está empapado. Casi más que en cualquiera de las dos sesiones del entrenamiento de la mañana.
         No podemos desaprovechar la ocasión y nos fotografiamos con el que va a ser el campeón del mundo en Moscú 2013 y el campeón olímpico en Río de Janeiro 2016. No hay duda, ya lo es. El resto tendrá que pelear por los cajones colindantes del pódium.
         Hora de entrenar. Sí, otra vez. El resto del equipo ya espera en el punto de encuentro y salimos nuevamente a la pista. Ahora el calor sí aprieta. Son las 5 de la tarde. La sesión final es la de técnica. Tras un sencillo pero exigente calentamiento, el equipo al completo desarrolla y perfecciona su técnica a la hora de marchar sin descuidar ni un solo milímetro su disposición postural. Mayra, Mirna, Erick, Aníbal y Jaime desfilan sobre el tartán del C.A.R. con una coordinación absoluta. Y para finalizar, rectas de 100 metros en sprint sin abandonar la técnica, mejorando progresivamente la anterior. Dudo de mi capacidad para correr a la misma velocidad que ellos marchan los 100 metros.
         Finaliza la última sesión del día. Ha sido espectacular, pero le propongo a Meana que estaría bien entrevistar al resto de atletas, ellos son parte de la evolución de Erick, y además, tienen marcas para estar entre los 5 mejores del mundo, incluso acompañar a Erick en el pódium de Moscú. Todos tienen marca “A” clasificatoria y copan los puestos más altos de marcas mundiales del año. Así lo hacemos.
         Uno a uno van pasando los compañeros de Erick por el objetivo de Fran. Antón les hace preguntas sencillas referentes a lo deportivo, a lo personal y a Erick. Empezamos por Mirna. La atleta tiene una historia tremenda, ha sido víctima del machismo y alejada de sus hijos por, como el resto de sus compañeros, las dificultades económicas. La situación le obligó a dejar la marcha, hasta que el profe Rigoberto, conocedor de sus capacidades en junior, la repescó e hizo de ella la campeona que hoy es y a la madre que con coraje, corre por sus hijos. La vida da segundas oportunidades, y Mirna ha agarrado con fuerza la suya. Pero si hablo de segundas oportunidades en la vida y de fuerza, Mayra es la campeona del mundo en esa faceta. Hace menos de un año, Mayra fue operada de un tumor en la garganta, una operación lo suficientemente agresiva y grave como para estar satisfecha con seguir viva. Pero no, Mayra, a la que los médicos le dijeron que no volvería a hablar nunca, contesta, no sin dificultad, pero perfectamente entendible a las preguntas de Antón. Otra heroína en este grupo de guatemaltecos que va a por todas a Moscú, porque como dice su entrenador Rigoberto “Dios te ha dado la fuerza para salir adelante, es una bendición, aprovéchala” y vaya si la está aprovechando. Antón la felicita por el esfuerzo y por su superación personal y Mayra, la marchista de hierro se emociona. Nosotros también. Poco después Rigoberto nos reseña: “Esta chica tiene unos cojones enormes, no he visto nada igual” No me cabe duda. Turno para los chicos, Jaime, que ya ha intentado enredar en la entrevista de Mirna para ponerla nerviosa, se desenvuelve genial con el micrófono, es todo un ‘showman’. Tiene un gran presente en el atletismo, y un tremendo futuro en los medios, además, le gusta el periodismo. Y por último Aníbal, mucho más tranquilo, íntimo amigo de Erick, paisanos. Está convencido del éxito de su compañero, “él es la punta de la lanza que conformamos la selección de marchistas de Guatemala, trabajaremos para que demuestre lo que es, y si estamos fuertes y capacitados, también jugaremos nuestras opciones. Yo salgo a ganar”. Están convencidos de su éxito. Yo también, porque como dice Erick “cuando los rivales tengan un As bajo la manga, nosotros sacaremos la baraja entera”.
         Nos vamos. No podemos ni queremos molestar más a estos atletas-héroes. Nos abrazamos a ellos como si nuestra amistad viniera de tiempo atrás. Lo que está claro es que durará muchísimo. Son fantásticos, no he conocido gente con esa humildad y con ese talento conjugados.
Somos muy de Guatemala, Erick es eterno y sus compañeros son la élite a todos los niveles.




Sigan saliendo a buscar el sol todas las mañanas. Sigan encontrándolo.

REPORTAJE ESPN
http://espndeportes.espn.go.com/videohub/video/clipDeportes?id=1865943&cc=7586

ARTÍCULO DE ANTÓN MEANA PARA MARCA.COM
http://www.marca.com/2013/08/07/atletismo/1375902159.html

martes, 9 de abril de 2013

Corre y haz lo que quieras


Ahora que os animáis, que cada vez sois más los que os calzáis las zapatillas, que en el mes de abril, y tras las lluvias, florecen las cunetas, tanto en vegetación como en deportistas aficionados. Ahora que tenéis cada uno vuestra excusa para sudar encima del asfalto. Ya sea por salud, por estética, por deporte, por distracción, etc.

Ahora que estáis llenando las riberas, caminos y parques de zancadas. Ahora que tímidamente vais andando y probáis a lanzar el pie y hacéis 100 metros más ligeros que antes cuando nadie os ve. Ahora, estáis de lleno metidos en esa espiral que día a día, paso a paso, se os va a hacer imposible abandonar.  Bienvenidos.
No soy quién para dar consejos, a penas supero los 2 años corriendo cuando las lesiones (ajenas al running) me lo han permitido, pero ya estáis inmersos en la actividad que más satisfacciones os va a reportar.  

Cualquiera dirá que ellos también pueden hacerlo si se lo plantean, pero ni lo hacen, ni se lo plantean. Vuestros (nuestros) retos, los conocemos bien, y superarlos supone una felicidad instantánea pero eterna, que inexorablemente se traduce en el próximo objetivo a batir. Esos retos no son correr una maratón en menos de 3 horas, ni siquiera de entrar en el top 50 de un 10.000, y ni mucho menos completar un ironman. La felicidad de los locos que corremos no pasa por cruzar un arco de meta o llegar por debajo de lo esperado al paso por la media. Nuestra felicidad está dibujada en la tercera farola, el cuarto árbol o el segundo banco de un parque, en el mojón kilométrico de una vía de servicio o la verja de entrada a una finca por la que pasamos a menudo cuando salimos a correr. Referencias cotidianas que disfrazamos de estadios olímpicos.

Llega el momento en el que, sin darnos cuenta, conjugamos nuestra afición con verbos diferentes. Cambiamos el “salir a correr” por “entrenar”, pero no lo hacemos para competir, es pura y simple necesidad. (Que me lo pregunten tras 2 meses totalmente incapaz de salir a entrenar).

Lo sabemos, nunca ganaremos una carrera, algunos no tenemos ni el cuerpo idóneo para hacer un papel relevante en cualquiera de esas pruebas de domingo en las que, nerviosos, tenemos el dorsal adherido a la camiseta con 4 imperdibles desde la noche de antes. Pero siempre se repite el ritual. Nervios, nervios y más nervios hasta que…¡PAMMM!...pistoletazo de salida y a volar. Y el lunes es menos lunes, porque quedamos para volver a pisotear el parque de siempre con los amigos y contarnos cómo nos fue. Otra vez esa farola, ese árbol, ese banco.

Y no hace falta inscribirse en una carrera para disfrutar del running, pero una cosa lleva a la otra. Y terminamos por estructurar los horarios de la semana en función de nuestro calendario de entrenamientos que, como si de un atleta olímpico se tratase, hacemos por cumplir a sabiendas de que el día empieza o acaba con las zapatillas puestas.

Cuento por decenas las pruebas populares que he finalizado (y siguen siendo muy pocas), y en ninguna he visto llegar triste a alguien a la meta. Desfondados, exhaustos, empapados, doloridos…sí, pero ¿tristes? Ninguno. En una mañana de domingo, el último aplaude devotamente al primero poco antes de darse la salida, y el primero espera y aplaude respetuosa y sinceramente al último, porque, y aquí está la magia, ha ganado a todos los que no se han atrevido.

Hay expresiones estúpidas: “Correr es de cobardes”. El cobarde, compañero, eres tú que no te atreves a ponerte unas zapatillas y enfrentarte únicamente a tus sensaciones. Que no te atreves a ser feliz. Que no te atreves a experimentar qué se siente llegando a la tercera farola, el cuarto árbol o el segundo banco.

jueves, 27 de octubre de 2011

Carta abierta a quien quiera dedicar unos minutos a los futuros arquitectos que se forman en Granada

Tener la suerte de estudiar una carrera universitaria es motivo de alegría y satisfacción. Poder elegir la que de verdad realice al estudiante es todo un privilegio. Años de estudio y ojeras formándose con la emoción contenida de desempeñar la profesión que se admira. Ilusionante.

El primer paso es difícil, y más rondando los 18 años, donde los sueños y emociones de la patente adolescencia nublan el raciocinio y el consenso de las ideas. Elegir la carrera que, seguramente, determine el futuro profesional y el modo de vida de un joven es muy complicado ¿se sabe escoger la mejor opción?. Hay valientes que eligen con los ojos vendados, sin escuchar consejos y recomendaciones, que se mueven únicamente por su vocación.

Irremediablemente hay carreras con salidas laborales limitadas y específicas, la vocación aquí cumple un papel primordial.

La arquitectura es una de esas disciplinas. Tan completa, tan llena de contenidos dispares, con tantas disciplinas como incógnitas por resolver. Historia, estructuras, construcción, urbanismo, diseño, matemáticas, geometría, dibujo…todo un mundo de inquietudes.

Desde la experiencia, y a punto de concluirla, el trayecto ha sido largo, tedioso pero, por qué no, satisfactorio. Sin duda, si tuviera que volver a decidir me decantaría por la arquitectura nuevamente. Lo que no tengo muy claro es si la estudiaría en Granada.

Por todos es conocida la precaria situación a nivel de infraestructuras que la E.T.S.A. posee, más de una década hacinados en la antigua Escuela de Informática, espacio en el que profesores, personal de la universidad y alumnado, hacemos malabares para impartir, trabajar y cursar nuestros estudios. Vaya por delante mi agradecimiento a todos ellos y mi denuncia a los responsables de que esta situación se mantenga. Por cierto, parece que las obras del Palacio del Almirante (Hospital Militar) sede oficial de la E.T.S.A se reanudan…sede que más de una docena de generaciones no habremos conocido.

Culminados los cinco cursos, rara vez en cinco años, el último escalón que nos separa del cada vez más incierto futuro laboral, es la realización de un proyecto fin de carrera, proyecto que aúne, demuestre y exponga la capacidad y entendimiento de todas las materias estudiadas por el alumno. Debería ser un motivo de alegría, una aventura fascinante aglutinar en un proyecto todos los años de aprendizaje. El PFC sería un maravilloso motor de la Escuela, un ejemplo para los que empiezan la carrera, un objetivo alcanzable, la demostración de que se puede. Como me dijo hace poco un profesor y amigo: “si el PFC funciona, la Escuela funciona”.

Pero no es el caso, no funciona. Todas las ilusiones, todas las ganas, todo el esfuerzo, ver el final de la época de estudiante y el principio de la de arquitecto…todo, absolutamente todo, se choca de bruces contra un muro. Adjudicaciones de grupos, proceso de corrección, entrega, criterios de evaluación y exposición son los ingredientes de un completo despropósito que, sinceramente, hacen plantearse de nuevo ¿ha sido la arquitectura la opción correcta?.

Es muy frustrante que antiguos alumnos de Escuela (y algún que otro profesor también) espeten: “acaba cuanto antes, hazlo rápido, como sea, y fuera…no merece la pena.”

En mi caso, como otros muchos compañeros, estoy en la primera etapa. Lo que nuevamente debe ser ilusionante por afrontar un reto más, se ha convertido en la más absoluta de las desilusiones. Y todo por la ineficacia de gestión y administración de la propia Escuela. No sé quién es el responsable, creo que hay demasiados, tampoco me interesa.

El funcionamiento administrativo del PFC consiste en, de forma individual, desarrollar una idea elegida por el alumno de entre unos temas propuestos y contar con la ayuda de un tutor-profesor que, en escasas horas de clase-taller, orienta y apoya al alumno en el desarrollo de su PFC. Para ello la E.T.S.A. adjudica profesores y “aulas PFC” con cierta afinidad por algunos de los temas propuestos. Evidentemente, el alumno, eligiendo libremente el proyecto, intenta “corregir” con el tutor afín al tema dado, siempre dentro de las posibilidades y capacidad limitada del aula-taller.

Pues bien. El total despropósito de nuestra Escuela comienza poco antes de la matrícula.

El procedimiento lógico debería ser: Conocidos y presentados los temas previamente, así como los tutores asignados, el alumno pasa a matricularse del grupo que, en función de horarios y preferencias, considere óptimo e ilusionante. A partir de aquí, conformar los grupos, y si es necesario, asignar más horas a los temas/profesores demandados, a fin de que, de forma mayoritaria, los alumnos desempeñen su último ejercicio académico con cierta comodidad y según sus preferencias. Por supuesto, todo dentro de una cierta sostenibilidad y equilibrio entre grupos.

Agárrense, que ahora viene lo bueno.

El procedimiento seguido ha sido: El alumno se matricula a ciegas con un profesor, el cual le parece más o menos acorde como “confidente” a la hora de desarrollar un proyecto. Ojo, profesor del que no conoce ni temas preferentes, ni horarios de aulas, pues aun no se han expuesto temas y mucho menos asignado los mismos, y tampoco los horarios. Es decir, el alumno, de primeras, paga. Cumplimentado el pago de forma religiosa, comienzan a exponerse con cuentagotas los nuevos temas a escoger. Informados los alumnos de los temas, el siguiente paso consiste en rezar para que el tutor que se desea y el tema escogido concuerden, y si no es así, “apáñatelas como puedas”. Queda el último y más sofisticado paso. Hacer efectivo el tema, profesor, aula y horario deseado. ¿Cuál ha sido el sofisticado procedimiento que la ETSA ha tenido a bien utilizar para ello? El conocido método de “mariquita el último”. Sí, como suena, “el día 15 de octubre se procederá a elaborar las adjudicaciones de las aulas PFC”.

-Oiga, pero que yo me he matriculado con este profesor…

-No, tu elección en la matrícula no tiene ninguna validez, no es vinculante.

Por cierto, el 15 de octubre fue sábado, por lo que se retrasó al lunes 17.

Lunes 17 de ocubre, 7 de la mañana, y ya hay alumnos esperando en cola a que comience la adjudicación, anunciada para las 9. De ese tema se ha tenido que encargar la Delegación de Alumnos, supongo que en la dirección no han querido ver las caras de indignación del alumnado. Apuntados todos, más o menos satisfechos los primeros, muy cabreados los últimos, se avisa que: “las listas no son definitivas, atendiendo a criterios aun por definir se reorganizarán las solicitudes” Es decir, que la elección por el método “mariquita el último” tampoco es vinculante. BRAVO.

Hoy, 27 de octubre, han salido las listas ¿definitivas?. Total y absoluto cabreo colectivo. Sólo diré que en mi caso, no tengo el profesor que solicité, me han asignado otro, el cual, no lleva entre sus temas preferentes el que yo quiero desarrollar. Tampoco sé con qué criterios me han denegado mi petición.

¿Qué tengo que hacer ahora? ¿Desarrollo el proyecto por mi cuenta y le pido como favor personal a los profesores con los que tengo un poco de confianza que me echen un vistazo? (Probablemente antes les tenga que explicar el enunciado del proyecto) ¿soy conformista y me quedo con lo asignado, que por supuesto no me ilusiona, pese a ser el último ejercicio de estudiante?

Podría empezar a exponer el “maravilloso” sistema de evaluación de los proyectos, pero, ¿para qué?, si ni siquiera sé si voy a empezarlo.

No soy pesimista, pero, señores de la E.T.S.A., Universidad de Granada, me hacen replantearme si de verdad han merecido la pena los años que llevo como universitario. Me hacen replantearme si quiero ser arquitecto.

A pesar de todas las zancadillas que nos ponen, quiero creer que sí.


jueves, 30 de diciembre de 2010

Me gusta

Me gusta que llueva y las gotas queden en la ventana
Me gusta el olor a cocido en invierno
Me gusta cuando ríes y te brillan los ojos
Me gusta notar el frío limpio de un día que empieza
Me gusta ver como papá limpia sus zapatos
Me gusta verte dormida
Me gusta dormirme en el sofá y que aun sea temprano
Me gusta llegar con frío a casa y sentarme al brasero
Me gusta envolver los regalos
Me gusta cuando te sonrojas
Me gusta dejar las cosas para mañana
Me gusta que sea miércoles
Me gusta mirar como se mueve el segundero
Me gusta cómo se frotaba las manos mi abuelo
Me gusta cuando se te quedan las manos frías
Me gusta que mi vecina cante mientras cocina
Me gusta entrar a un bar y que solo haya jubilados
Me gusta que Granada sea pequeña
Me gusta que Granada tenga esa malafollá
Me gusta ver cómo te quejas
Me gusta sentarme a escuchar a los hombres del campo
Me gusta que se salten el protocolo
Me gusta cuando me sigues pacientemente en Semana Santa
Me gusta cuando te sigo resignado una tarde de tiendas
Me gusta comerme el último trozo, ese que todos miran
Me gusta que me salga el gas de la cerveza por la nariz
Me gusta quedar con los amigos para nada
Me gusta que mamá no se aguante la risa mientras me regaña
Me gusta ver una pareja de monjas por la calle
Me gusta tocar las orejas de un bebé
Me gusta que llueva en verano
Me gusta ver las fotos de famosos en los bares
Me gusta meter los pies en la acequia
Me gusta cómo suena la siesta en la Alpujarra
Me gusta pasear despacio y ver gente corriendo
Me gusta cuando estornudas
Me gusta cómo estornudas
Me gusta ver a mi hermana nerviosa sin saber qué ponerse
Me gusta la caligrafía de papá
Me gusta hojear los álbumes de bodas antiguos
Me gusta ponerme ese jersey que nunca me ponía
Me gusta la gente que llama antes de escribir un mensaje
Me gusta ver discusiones por pagar
Me gusta querer hacer de todo y no saber bien nada
Me gusta cuando me das collejas
Me gusta que me saluden con un abrazo
Me gusta la gente que llora riéndose
Me gusta llegar el último y decir eso de: "¿cierro?"
Me gusta cuando se cancela una clase
Me gusta el señorío andaluz
Me gusta el artista discreto y trabajador
Me gusta el cese de los cargos públicos
Me gusta la inquietud informativa ante una inminente primicia
Me gusta tener los lápices ordenados
Me gusta firmar un folio blanco una y otra vez
Me gusta oir la ducha como despertador
Me gusta la tertulia tras el entrenamiento
Me gusta un pequeño comiendo gusanitos
Me gusta que la gente dude en abrir empujando o tirando
Me gusta acordarme de mis primeros Reyes Magos
Me gusta el día antes de mi cumpleaños
Me gusta el guitarrista que mira al infinito
Me gusta el beso de una madre que cura golpes en la rodilla

Me gusta que esta entrada no tenga fin

martes, 28 de septiembre de 2010

Mantener a los nuestros



"Es que nosostros también fuimos emigrantes..." Claro, y si mi abuela tuviera ruedas sería una bicicleta...

Nuestros antepasados, los que se fueron a Suiza, Alemania o Francia, ésos sí fueron emigrantes. Dejaron tierra, mujer, hijos, padres y pertenencias con un solo afán: trabajar.
Y trabajar de sol a sol (aun sin verlo durante todo el día) en industrias, campos, fábricas...siempre con la mirada puesta en lo que dejaron atrás, siempre con ganas de volver, todos los días esperando una carta, en la que , con letra temblorosa, y alguna que otra lágrima seca en el papel, su parienta le recuerde que le esperan, que le quieren, y que el pequeño de la casa ya anda tímidamente y balbucea todo lo que puede.

Y muchos volvieron, con la misma promesa con la que salieron: mantener a los suyos, allí o aquí, da igual, mantener a los suyos...

Ahora, el valor de aquellos españoles, el sufrimiento de sus familias, las jornadas interminables en sótanos negros como su anhelo, el recuerdo perenne de un calendario en el que tachar días para volver a casa...Ahora, todo eso lo utilizan nuestros políticos y nuestros "progres chupiguays" (progres de chaquetilla) en defender a los que, como nosotros, se dejaron casa y tierra atrás y que, con sueños en los bolsillos proporcionales al hambre, han venido a nuestro país a ganarse un derecho y una responsabilidad. Hoy, 60 años después son ellos los que tienen las dificultades acuciantes, (cada fulano españolito de a pie también tiene las suyas), y el objetivo es el mismo, una y otra vez, mantener a los suyos...

Pero, ¡Ay amigo! Que no nos confundan, que en ese saco de amparo y de integración estamos metiendo manzanas podridas. Que el amiguito que viene a poner a la familia a mendigar mientras él supervisa y pone la mano, el que se niega a conformar sociedad y no pretende más que la imposición de su costumbre al grito de una demagoga integración que se le niega, el que no se apoxima al trabajo como el que huye de la peste, el que delinque y no es apenas enjuiciado por no constar en ningún censo (ni ganas), el que mira desafiante y busca la trampa, ése, ése no es inmigrante, ése es un ruín y un despojo. ¿Y si a nuestros españoles que emigraron les hubiera dado por ensalzarse en pícaros y truhanes, hubieran durado mucho en sus destinos?.
Pero cierto es, que siempre pagan justos por pecadores, y que suelen ser más los que cargan con el peso del rechazo social sin merecerlo...Y es que en este 13 rue del percebe que es España, cada vez hay más ladrones que ya no solo viven en la buhardilla, pocos se esconden ante tal impunidad y manga ancha, y cuidado del que proteste, porque ese será un fascista, racista y demás lindezas de verbo rápido...

Medidas tan poco populares como las de Sarkozy son fruto de la desesperación de muchos y muchos ciudadanos que aguantan estoicos las acometidas de los vándalos de fuera, como si no tuvieran suficiente con los que han sido amamantados desde pequeños por los senos de su misma patria. Hartos, aplauden (tímidamente, por lo que les pueda pasar) decisiones tremendistas pero efectivas. Y no hay mejor demostración de demagogia barata que la que se vive en el Parlamento Europeo:
- Señor Sarkozy, sus medidas de expulsión son asemejables al exterminio nazi...
A lo que mi "primo Nico" responde:
- ¿Sí? ¿los quieren acoger ustedes?

Y el silencio...

viernes, 18 de junio de 2010

"Granaino malafollá"

Lo sé, es un tema tópico y recurrente. Pero son ésos los que más me gustan, los que me atraen a la hora de buscarle las cosquillas al por qué de las cosas, con los que me gusta hacer (y hacerme) pensar.
Por supuesto, soy "granaino" y "malafollá", pero de los de siempre, de la "mismitica" calle S.Juan de Dios (¿aes?).
Hay gentilicios e idiosincrasias particulares, algunos tienen como peculiaridad un acento determinado, otros, la hospitalidad, los menos tienen el arte y la gracia por bandera, muchos (como diría un gran amigo mío) portan un cartel que reza: "menos gracia que una patá en el pecho". Pero nosotros, por suerte o por desgracia (seguro que por suerte) aglutinamos multitud de clichés y estereotipos. Somos una especie animal muy peculiar.

El "granaino" profundo dice saber de fútbol, Semana Santa, toros, mujeres, comida, vino, albañilería, política, religión, flamenco, fiestas, arte, cultura y sociedad...(permítanme un respiro)...es capaz de discutir de pescado fresco, economía mundial, el punto del arroz caldoso, el precio de la gasolina, mercado de fichajes, PIB, IRPF, IVA, IBI, IPC, OPA, OPEP, PYMES, JPG, y PDF...¡y no nos contradigan! porque sentenciaremos espetando un sonoro: "¿equivocao yoooo? tú no sabeh con quien estáh hablando, enga por favó..."
Ilustramos a los demás a voces, reimos a carcajadas, saludamos cuando no hay más remedio a los conocidos, pero si es amigo cruzas, gritas cualquier insulto cariñoso y le abrazas dándole mamporros en la espalda. "Foh! qué alegría verte, ¿qué ise er tío? menudo mariconazo estás hecho".

Como buenos "granainos" nos encanta pavonearnos el día de la Virgen "Lavin Langustias", o el del Corpus, hacemos de Granada una alfombra roja con tintes cañís, (y ese día sí que saludamos a todo el mundo, que se nos vea). Alardeamos de casa en Almuñecar como si de Beverly Hills se tratara, pero odiamos encontrarnos a los mismos que vemos por las mañanas en el Camino de Ronda, pero en bañador, todos los días de agosto.

(fotografía: Antonio Marañón)

Cuando algo es novedad en la ciudad, preferimos criticarlo, a reconocer sus bondades, "ésto, para hacerlo bien del tó, tenían que haberlo puesto así, pero tiene cojones cómo lo han dejao...puntas de pollas!". Nos da vergüenza oírnos en la TV pero nos encanta que nos pregunten con la alcachofa de Canal21: "niña, ésto cuando lo echáis", ponemos a parir a los sevillanos, pero nos encantaría tener su Semana Santa, su feria, y su río (y el que diga lo contrario miente). Queremos toros y toreros de calidad pero luego se nos hace el "culo pesicola" con "El Fandi" delante de una cabra. Queremos una ciudad moderna, pero nos aterran las obras que no tengan rejas, geranios y molduras bajo el alero. Somos apasionados del flamenco, pero nos sale un sarpullido al mezclarnos con los gitanos del Sacromonte. Queremos turismo, pero nos repatea que venga gente "estiraos de los madriles" y nos llene los bares, nuestros bares. Queremos que la Alhambra sea 7ª maravilla del mundo, pero no la visitamos. Queremos mantener la vega, pero no la usamos ni para dar un paseo. Presumimos de encuentro de culturas, pero no queremos negros, moros o peruanos...Preferimos nuestras bandas callejeras. En Granada existen bandas callejeras rivales, que cualquier día se lían a porrazos, los taxistas, los locales y los jubilados. El jubilado no soporta la chulería de los taxistas, los taxistas odian a los locales, y los locales...

Un "granaino" siempre está en posesión de la verdad, y sus argumentos son totalmente inapelables pese a contradecirse. La crítica de un "granaino" es certera, implacable, incisiva, necesaria e inamovible. Somos tan inconformistas como poco propositivos, nos encanta echarnos tierra encima y no valorar lo nuestro, pero que no nos toquen Granada...¿O después de leer todo ésto tienen alguna duda?.

Creo que ha quedado demostrado. Soy "granaino y malafollá".

jueves, 18 de marzo de 2010

Los maleducados educadores

Así es fácil.

Ahora que nos molesta tanto la basura de televisión que tenemos, de Estébanes y Campanarios, de Jorge Javieres y Josemis, de Bordiús y Paquirrines...Cuando la publicidad entretiene más que la programación (maldita TVE que nos la ha robado), y nos percatamos de que en los spots hay más criterio y trabajo que en la elección de los contertulios del debate de sobremesa...es muy fácil.

Antes había que andarse con pies de plomo para que los niños de la casa no nos toparamos casualmente con un contenido obsceno, burdo y bajuno (lo de bajuno en todos los sentidos posibles). Ahora ver Saber y Ganar y los documentales de la 2 no sirve de nada...menudo tostón, ¿cómo se va a aprender algo de cultura si ahora la cultura está marginada de la vida diaria?. Depende de lo que entendamos por cultura, claro, porque ahora a las chonis y verduleras, a los gandules y traperos ilustrados, a las petardas de esquina y bolso de imitación se les da un micrófono para que cuenten durante el almuerzo, en "prime time", sus miserias y nimiedades, o lo que me mola mucho más, las de los demás. Y lo que es rizar el rizo, hablar con desparpajo supremo y mucho "m'entiendes" (algo así como Voto a Dios, o Pardiez) de lo cruel que es la vida. ¿Cruel?, ¿contigo?, es verdad, debe ser una faena cobrar por sentarse a despellejar (y hasta deshuesar) a las que son como tú, o las que no, porque total, mañana vas a estar en el mismo sitio.

Con todo ello, y porque confío en que no somos tan estúpidos, dejemos ver a los niños la tele, cuanto más despreciable sea el que salga, (o la que salga, señora ministra) mejor. Porque con un poquito de normalidad y criterio que haya en el hogar, la criaturita dirá: "mamá, yo de mayor sé lo que NO quiero ser..."

Gracias por vuestra psicología inversa, señores empresarios de los medios, un mundo mejor es posible mientras ustedes muestren los desagües de nuestro país.